martes, 19 de marzo de 2013

Ana Istarú: Nombre de Guerra

Esta fue una de las primeras entrevistas que realicé. Fue cuando cursaba periodismo escrito en la universidad en agosto del 2008.



No se levantó un telón sino se abrió una puerta. La escena esta vez no fue sobre las tablas, más bien sobre un piso cerámico color terracota de la sala de su casa; lugar donde transcurre esta entrevista con Ana Soto Marína, conocida en el mundo artístico como Ana Istarú.

Al entrar en la casa de esta poetiza, unas máscaras de las que utilizaban los griegos en sus tragicomedias dan la bienvenida. Una sala con una decoración simple que se puede resumir en: un laúd colgado en una pared (fabricado por su hermano), un retrato de ella desnuda (que su esposo pintó) y,por supuesto, una gran biblioteca con la más variada cantidad de libros: se pueden encontrar desde literatura y ciencias, hasta sobre ciudades del mundo como París y de países como Chile.

En los estantes destacan sus premios: el Nacional a la Actriz debutante (1980), el de Mejor Actriz Protagónica (1997), el Áncora de Teatro (1999-2000); las condecoraciones españolas: María Teresa León para Autoras Dramáticas (1995), el Hermanos Machado de Teatro (1999) y el Premio Único de Poesía del Certamen Latinoamericano (1982). Además de una fotografía de su segundo matrimonio, en diciembre del año pasado, con el pintor Rolando Cubero.

Cada elemento acompañándome a la espera de la experimentada dramaturga. Transcurridos diez minutos, bajó por las gradas con un vestido negro y zapatos de tacón del mismo color; con esa sonrisa tan amable que la caracteriza, pero no podía disimular lo atareada que se encontraba y su pena por el retraso.

Ana Istarú nació en 1960 en San José, es la hija mayor de tres hermanos y creció en un hogar clase media, poco convencional pero muy tolerante; lo que dice la ayudó en su desarrollo.

"Crecí en un hogar poco tradicional en el sentido de que mi mamá, Matilde Marín de Soto, siempre quiso incursionar en el mundo de los varones. Fue diputada, todo el tiempo estaba en la calle, si yo quería oírla, tenía que encender el radio para sintonizar la Asamblea Legislativa", comenta mientras sus dientes blancos se asoman tras una carcajada.

"Por otra parte, mi padre era una persona muy afectuosa, en especial conmigo, y fue quien me inculcó el amor por las artes y en especial por las letras.Él me puso el seudónimo de Ana Istarú, que es un nombre de guerra, yo nunca me habría cambiado mi nombre,pero él tenía una nostalgia por esa generación de poetas que cambiaban sus nombres".

Es madre de tres mujeres: Valentina (20 años), Avril (16) y Ardelia (9), a las cuales considera su talón de aquiles. "Lo que más me entristece, más que una contrariedad o algo que tenga que enfrentar yo, son situaciones que afecten a mis hijas; porque siento que algo que me haga daño a mí lo venceré, me resignaré o me sobrepondré; pero tal vez por una tendencia a la sobreprotección, soy muy vulnerable en ese sentido".

En su poemario "Estación de la fiebre", se refleja su libertad, la gran facilidad para hablar sobre un tema tabú como lo es el sexo; sin embargo, se jacta de hablar abiertamente del mismo con sus hijas: "Lo hago muy claramente, a veces hasta las fastidio. Un cuidado que debemos tener los padres es no brindar más información de la que los hijos piden; tal vez uno necesitó más guía y para compensar se la damos a los hijos, lo que puede resultar un poco cargante".

Su voz toma fuerza y vida propia, tiende a cambiar dependiendo del tema que le propongo.
-¿Qué admira en una persona?- "Su honestidad y congruencia, que una persona diga lo que piensa y haga lo que dice, que no sea doble...", se detiene un instante porque su hija menor ha llegado de la escuela, me saluda con una voz chineada y me ofrece disculpas al interrumpir mi asignación. "Sobre todo admiro a los idealistas, llámense bomberos, ecologistas, trabajador social, ese es el tipo de gente que me emociona y me provocan admiración", prosiguió con cierta ilusión y esperanza en sus ojos, de un color café tenue.

-¿Y qué tipo de personas odia?- "Los machistas, los fascistas, los homofóbicos, los racistas, que en realidad corresponden a una visión de mundo retrógrada; es decir los que van en contra de un humanismo, de una solidaridad, los que votan por una sociedad excluyente", no titubeó ni un segundo en brindarme una respuesta y lo dice con un tono fuerte, como el de protesta.

Inicios en el mundo artístico

"Estudié en la Escuela Nueva del Laboratorio de la Universidad de Costa Rica (UCR) y en el Liceo Laboratorio de la UCR; nosotros fuimos la primera promoción que se egresó del colegio; y para mirar un poco el álbum de las vanidades y de la frivolidad, cuando entré en la universidad, en 1977, obtuve el primer lugar del examen de admisión, le hizo bien, digamos al colegio y a la autoestima", sonríe con cierta complicidad.

-¿Por qué esta profesión?-  "Para que mi papá me quisiera, estaba admirado con su niña inteligente, entonces más me leía poesía y más empezaba yo a escribir versos, y más encantado estaba él. Pienso que toda la familia de mi padre es propensa a la literatura y además de eso, escribo desde los ocho años, por lo que una niña chiquita que tenía la fascinación de un hombre grande como su padre, todo eso tiene que haber hecho gratísimo en mí el hecho de escribir poesía hasta el punto que sigo considerando que es la forma ideal para condensar una serie de emociones, percepciones y sentimientos que a través de ningún género se puede dar".

Ana Istarú escribió con tan sólo 15 años su primer poemario: "Estaba complaciendo a mi papá de alguna forma, porque fue a él a quien se le ocurrió festejar la fecha de esta manera y bueno yo no lo hacía con alguna pretensión literaria: ¡el libro era el souvenir de la fiesta! Entonces fue una sorpresa cuando Mario Arrieta, narrador salvadoreño, sacó una crítica en la revista La Prensa Centroamericana, dirigida por el escritor nicaragüense Sergio Ramírez. Después, me publicaron ahí mismo unos poemas y me pagó. Eso me impresionó mucho porque era la primera vez, y una de las raras veces, que alguien me hacía un reconocimiento al trabajo que significa la labor de poeta".

"Hubo profesores que estuvieron muy contentos, compañeros de colegio también, otros profesores no tanto, sentían como que había algo de insolencia en tanta precocidad o de pretensión, y eso me hizo más tímida de lo que era" -¿Era tímida, creí que siempre fue extrovertida?, le pregunto asombrada- "Era extrovertida en ciertas cosas, pero tenía una autoimagen muy pobre, entonces no era así como el tipo de colegiala de la que se enamoran los compañeros, ¡para nada!, era considerada la nerda, pero no la bonita".

Se graduó en bachillerato en Artes Dramáticas con énfasis en actuación de la UCR, en 1981. "Mis padres no querían que estudiara teatro porque creían que me iba a morir de hambre; finalmente no me morí de hambre y acabaron apoyándome porque se dieron cuenta de que tenía talento para eso. Mi mayor logro es acabar haciendo lo que quiero, es algo que me ha costado mucho, porque las mujeres somos doblemente exigidas en la sociedad y nos cuesta más; no sólo por factores externos, sino internamente dar la lucha para tener nuestro espacio. Poder llegar a excribir lo que yo quiero, es algo que estoy empezando a manejar y lo que más me gratifica".

Posee seis poemarios, de entre los cuales destacan: "La estación de la fiebre" (1983), "La muerte y otros efímeros agravios" (1989) y "Verbo madre" (1995). En cuanto a obras dramáticas, sobresalen: "El vuelo de la grulla" (1984), "Madre nuestra que estás en la tierra" (1988), "Baby boom en el paraíso" (1996) y "Hombres en escabeche" (2000).

Ésta última ha recibido críticas muy favorables, un ejemplo es lo que escribió Alberto Cañas para La República: "Fresca a ratos, aguda y penetrante todo el tiempo Hombres en escabeche funciona admirablemente como espectáculo humorístico y como despiadada crítica social". Esto debido al cuestionamiento, del que hace referencia en el texto, de esta sociedad machista.

Sus libros han sido traducidos al inglés, alemán, italiano y holandés; sus obras se han montado, además de Costa Rica, en España, México y Estados Unidos.

"Lo que escribo es como muy autobiográfico en el sentido que siempre plasmo mi itinerario existencial, tengo una tendencia muy fuerte a hablar sobre mí, pero lo hago, a pesar de lo narcisista que pueda parecer, porque pienso que otra gente se pueda identificar".

-¿Qué piensan sus hijas de esta profesión?-  "No han leído mucho de lo que escribo, me conocen más como actriz. Creo que están, sobre todo las dos mayores, en una etapa de definición de su yo, es una edad en que las muchachas necesitan diferenciarse de su madre y tal vez por esa razón no han querido parecerse a mí; aunque todas desean seguir carreras de arte: la mayor estudia cine en París, la segunda quiere ser actriz y la pequeñita también". En esto interrumpe y aclara Ardelia: "Actriz de Hollywood, ser más famosa que Johnny Deep, esa es mi meta"-"bueno en eso no se parece a la mamá", ríe mofándose de lo comercial que es el cine estadounidense.

-¿Qué piensa de las artes dramáticas en Costa Rica?-  “En el país hay diversas escuelas, muchas salas, público que acude, pero hay mal escogimiento de obras. Se busca lucrar con la taquilla, no hay exigencia profesional ni actoral, cualquiera pisa un escenario y se considera actor. Hay poco rigor, entonces es como un desperdicio porque habiendo tantas salas, que contrastan por su cantidad proporcionalmente a la población con el resto de los países en el área, no se le da al público un buen producto con un mínimo de altura artística. Aún así hay grupos independientes sin sala con trayectoria, con objetivos y profesionales aislados que también hacen una labor de calidad alternativa, que dura poco en las carteleras, pero se puede encontrar”.

-¿De qué temas se está perdiendo el teatro en Costa Rica?-  "¡De todos!, porque lo que se está haciendo son estereotipos, obras sobre sexo, no es que sea un tema que no se puede abordar, el problema es la postura que se le da; se aborda el tema nada más para reforzar los estúpidos mitos, que ya de por sí existen, el estereotipo patriarcal, homofóbico, convencional del que deberíamos librarnos".

-¿Cuesta acercar al público al teatro?-  "Sí, sí cuesta porque se le ha acostumbrado a una obra ligera y de poca monta".


De las tablas a la pantalla

"Representar a Lorena Hernández fue un fogueo ante cámaras. Me permitió, de alguna forma, recibir una escuela práctica sobre cómo actuar, la actuación es más detallista, más pequeña y tuve contacto con un público más amplio por el medio; fue un proyecto agradable porque tratando de sobrevivir comercialmente se intentó hacer una producción nacional que no irrespetara ciertas normas, por ejemplo la de no hacer que un personaje hable sobre marcas comerciales, sobre productos; eso es irracional, se da patadas con la inverosimilitud y con la inteligencia de los espectadores; entonces fue un intento decento, honesto por tratar hechos que afectan la vida del costarricense medio, los hogares básicamente la familia".

"No siguió al aire porque hubo luchas internas dentro de Canal 7 y como que entramos de la mano del sector que iba perdiendo, a pesar de que el programa tenía buen rating, había mucho público, sobre todo amas de casa y adolescentes. El canal propició unas condiciones muy negativas que impidieron que sobreviviera económicamente la producción; en otras palabras no pasaban anuncios, no nos permitieron acceder a los patrocinadores".

-¿La experiencia en la pantalla grande, con Caribe, cómo fue?-  "Otra enseñanza, en este país el cine es una actividad que ahora tiene un poco más de kilometraje pero se está iniciando. Me permitió estudiar la escritura del guión "a la brava", sobre la marcha; el cine da una libertad absoluta que el teatro no, si escribo una obra de teatro, tengo la limitación del espacio, del tiempo; en el cine no, es una libertad que da vértigo, pero después me gustó, y creo que fue, en ese sentido, una experiencia gratificante; fue ingrata en el sentido de que yo no pude, por desconocimiento y por condiciones que me planteó el director (Esteban Ramírez), defender escenas, personajes, parlamentos del propio guión que creé con él y eso me dolió mucho. La película distaba mucho de lo que yo había concebido en un principio".
 
Del lado del No

Ana Istarú se involucró en el referéndum pasado al dar su apoyo a la campaña del No al Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos; a más de un año de su participación cuenta lo que faltó: "Hizo falta medios económicos, quienes apoyaban el "sí" y son las personas que detentan el poder económico del país y los propietarios de los medios de comunicación masica; es decir los que se varán beneficiados. Faltó que la gente tuviera acceso a una información más objetiva y real, que tuvieran comprensión y tomaran conciencia de los alcances reales del tratado; sin embargo, esta información se difuminó, se obvió, se le hizo creer al costarricense que el único camino posible era el TLC. Yo participé con lo que pude, contenta hubiera estado si gana el "No".

Curiosidades

  • Si no hubiese sido poeta, dramaturga o actriz, hubiese estudiado psicología y eventualmente el derecho; jamás medicina, porque se considera "inapta para ver sangre".
  • No ve televisión "ni por accidente". No practica ningún deporte, sólo ejercicio físico personal.  El fútbol no le gusta para nada y se declara "absolutamente ignorante".
  • La música que escucha es variada, desde la clásica hasta el grupo nacional Malpaís, y solistas como Shakira y Juan Luis Guerra.
  • Su poeta amado es Miguel Hernández.
  • Su mayor cualidad es el idealismo y el peor defecto es que tiende a ser inflexible, exige excesivamente, cosa que muchas veces no lo aplica a ella.
  • Se considera demente porque "todo lo tomo con pasión, mi carrera, mis amores, mi familia, mi país".



¡Ana para rato!

Actualmente, Ana Istarú continúa sujetándose de la mano de las musas de la inspiración. "Tengo una obra corta que no se ha estrenado y estoy tratando de escribir otra para formar un espectáculo de una duración normal; sigo con mis columnas y quiero retomar la poesía. Así que hay Ana para rato, sí definitivamente yo sigo".

Con esta advertencia asegura que pronto la veremos desempeñando papeles protagónicos en sus obras,caracterizadas de ese humor tan sarcástico que sólo Istarú puede brindar.

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