jueves, 21 de marzo de 2013

Trifulcas en las barras: Ojalá no repitan lo de Abril

¿Serán tan necesarias las repeticiones en los medios de comunicación, al exponencial más elevado, sobre un tema de violencia?

Me parece increíble que la televisión nacional haga eco de la ya famosa patada que le dio un aficionado de "La Ultra" a otro... No me malinterpreten, para mí está bien informar, pero ¿son necesarias las incansables repeticiones de la misma toma, rebobinar vez tras vez la imagen y mostrarla de nuevo en cámara lenta?

Voy a comentar una anécdota familiar para ilustrar mi punto de vista. Recuerdo que en la final del Mundial de Alemania 2006, disputada entre Francia e Italia, cuando Zidane empañó su último partido con la selección gala al darle un cabezazo a Materrazi... En esa ocasión me di cuenta lo que significa realmente exponer este tipo de imágenes.

Mi sobrina Abril, que en esa época tenía escasos 8 años, bombardeada por toda la atención mediática que se le dio al hecho, días después del cabezazo propinó uno de la misma manera a mi padre a modo de "protesta" porque mi papá no le hizo un favor o no le compró algo... ya no recuerdo. Lo que sí tengo fresco en mi mente es la manera en que Abril "se cuadró": brazos doblados, manos con el puño cerrado,cabeza en dirección a la "panza" de mi papá y con un brincó llegó a su meta, dejándolo a él sin aire.

Las risas no se hicieron esperar a quienes presenciamos ese imagen. Pero es ahora que ese recuerdo me deja esta incógnita... ¿estaremos exponiendo a los más pequeños, que poco pueden entender porqué dos aficionados se "agarran" en pleno partido, a aprender técnicas de patadas voladoras con tanta repetidera?




Yo pienso que sí. Que este tipo de noticias se deben abordar de otra manera y desde otro enfoque y perspectiva y, por supuesto, no repitiendo y repitiendo las mismas imágenes, las cuales no aportan nada.

Ojalá ningún pequeño de 8 años repita lo de Abril.

martes, 19 de marzo de 2013

Ana Istarú: Nombre de Guerra

Esta fue una de las primeras entrevistas que realicé. Fue cuando cursaba periodismo escrito en la universidad en agosto del 2008.



No se levantó un telón sino se abrió una puerta. La escena esta vez no fue sobre las tablas, más bien sobre un piso cerámico color terracota de la sala de su casa; lugar donde transcurre esta entrevista con Ana Soto Marína, conocida en el mundo artístico como Ana Istarú.

Al entrar en la casa de esta poetiza, unas máscaras de las que utilizaban los griegos en sus tragicomedias dan la bienvenida. Una sala con una decoración simple que se puede resumir en: un laúd colgado en una pared (fabricado por su hermano), un retrato de ella desnuda (que su esposo pintó) y,por supuesto, una gran biblioteca con la más variada cantidad de libros: se pueden encontrar desde literatura y ciencias, hasta sobre ciudades del mundo como París y de países como Chile.

En los estantes destacan sus premios: el Nacional a la Actriz debutante (1980), el de Mejor Actriz Protagónica (1997), el Áncora de Teatro (1999-2000); las condecoraciones españolas: María Teresa León para Autoras Dramáticas (1995), el Hermanos Machado de Teatro (1999) y el Premio Único de Poesía del Certamen Latinoamericano (1982). Además de una fotografía de su segundo matrimonio, en diciembre del año pasado, con el pintor Rolando Cubero.

Cada elemento acompañándome a la espera de la experimentada dramaturga. Transcurridos diez minutos, bajó por las gradas con un vestido negro y zapatos de tacón del mismo color; con esa sonrisa tan amable que la caracteriza, pero no podía disimular lo atareada que se encontraba y su pena por el retraso.

Ana Istarú nació en 1960 en San José, es la hija mayor de tres hermanos y creció en un hogar clase media, poco convencional pero muy tolerante; lo que dice la ayudó en su desarrollo.

"Crecí en un hogar poco tradicional en el sentido de que mi mamá, Matilde Marín de Soto, siempre quiso incursionar en el mundo de los varones. Fue diputada, todo el tiempo estaba en la calle, si yo quería oírla, tenía que encender el radio para sintonizar la Asamblea Legislativa", comenta mientras sus dientes blancos se asoman tras una carcajada.

"Por otra parte, mi padre era una persona muy afectuosa, en especial conmigo, y fue quien me inculcó el amor por las artes y en especial por las letras.Él me puso el seudónimo de Ana Istarú, que es un nombre de guerra, yo nunca me habría cambiado mi nombre,pero él tenía una nostalgia por esa generación de poetas que cambiaban sus nombres".

Es madre de tres mujeres: Valentina (20 años), Avril (16) y Ardelia (9), a las cuales considera su talón de aquiles. "Lo que más me entristece, más que una contrariedad o algo que tenga que enfrentar yo, son situaciones que afecten a mis hijas; porque siento que algo que me haga daño a mí lo venceré, me resignaré o me sobrepondré; pero tal vez por una tendencia a la sobreprotección, soy muy vulnerable en ese sentido".

En su poemario "Estación de la fiebre", se refleja su libertad, la gran facilidad para hablar sobre un tema tabú como lo es el sexo; sin embargo, se jacta de hablar abiertamente del mismo con sus hijas: "Lo hago muy claramente, a veces hasta las fastidio. Un cuidado que debemos tener los padres es no brindar más información de la que los hijos piden; tal vez uno necesitó más guía y para compensar se la damos a los hijos, lo que puede resultar un poco cargante".

Su voz toma fuerza y vida propia, tiende a cambiar dependiendo del tema que le propongo.
-¿Qué admira en una persona?- "Su honestidad y congruencia, que una persona diga lo que piensa y haga lo que dice, que no sea doble...", se detiene un instante porque su hija menor ha llegado de la escuela, me saluda con una voz chineada y me ofrece disculpas al interrumpir mi asignación. "Sobre todo admiro a los idealistas, llámense bomberos, ecologistas, trabajador social, ese es el tipo de gente que me emociona y me provocan admiración", prosiguió con cierta ilusión y esperanza en sus ojos, de un color café tenue.

-¿Y qué tipo de personas odia?- "Los machistas, los fascistas, los homofóbicos, los racistas, que en realidad corresponden a una visión de mundo retrógrada; es decir los que van en contra de un humanismo, de una solidaridad, los que votan por una sociedad excluyente", no titubeó ni un segundo en brindarme una respuesta y lo dice con un tono fuerte, como el de protesta.

Inicios en el mundo artístico

"Estudié en la Escuela Nueva del Laboratorio de la Universidad de Costa Rica (UCR) y en el Liceo Laboratorio de la UCR; nosotros fuimos la primera promoción que se egresó del colegio; y para mirar un poco el álbum de las vanidades y de la frivolidad, cuando entré en la universidad, en 1977, obtuve el primer lugar del examen de admisión, le hizo bien, digamos al colegio y a la autoestima", sonríe con cierta complicidad.

-¿Por qué esta profesión?-  "Para que mi papá me quisiera, estaba admirado con su niña inteligente, entonces más me leía poesía y más empezaba yo a escribir versos, y más encantado estaba él. Pienso que toda la familia de mi padre es propensa a la literatura y además de eso, escribo desde los ocho años, por lo que una niña chiquita que tenía la fascinación de un hombre grande como su padre, todo eso tiene que haber hecho gratísimo en mí el hecho de escribir poesía hasta el punto que sigo considerando que es la forma ideal para condensar una serie de emociones, percepciones y sentimientos que a través de ningún género se puede dar".

Ana Istarú escribió con tan sólo 15 años su primer poemario: "Estaba complaciendo a mi papá de alguna forma, porque fue a él a quien se le ocurrió festejar la fecha de esta manera y bueno yo no lo hacía con alguna pretensión literaria: ¡el libro era el souvenir de la fiesta! Entonces fue una sorpresa cuando Mario Arrieta, narrador salvadoreño, sacó una crítica en la revista La Prensa Centroamericana, dirigida por el escritor nicaragüense Sergio Ramírez. Después, me publicaron ahí mismo unos poemas y me pagó. Eso me impresionó mucho porque era la primera vez, y una de las raras veces, que alguien me hacía un reconocimiento al trabajo que significa la labor de poeta".

"Hubo profesores que estuvieron muy contentos, compañeros de colegio también, otros profesores no tanto, sentían como que había algo de insolencia en tanta precocidad o de pretensión, y eso me hizo más tímida de lo que era" -¿Era tímida, creí que siempre fue extrovertida?, le pregunto asombrada- "Era extrovertida en ciertas cosas, pero tenía una autoimagen muy pobre, entonces no era así como el tipo de colegiala de la que se enamoran los compañeros, ¡para nada!, era considerada la nerda, pero no la bonita".

Se graduó en bachillerato en Artes Dramáticas con énfasis en actuación de la UCR, en 1981. "Mis padres no querían que estudiara teatro porque creían que me iba a morir de hambre; finalmente no me morí de hambre y acabaron apoyándome porque se dieron cuenta de que tenía talento para eso. Mi mayor logro es acabar haciendo lo que quiero, es algo que me ha costado mucho, porque las mujeres somos doblemente exigidas en la sociedad y nos cuesta más; no sólo por factores externos, sino internamente dar la lucha para tener nuestro espacio. Poder llegar a excribir lo que yo quiero, es algo que estoy empezando a manejar y lo que más me gratifica".

Posee seis poemarios, de entre los cuales destacan: "La estación de la fiebre" (1983), "La muerte y otros efímeros agravios" (1989) y "Verbo madre" (1995). En cuanto a obras dramáticas, sobresalen: "El vuelo de la grulla" (1984), "Madre nuestra que estás en la tierra" (1988), "Baby boom en el paraíso" (1996) y "Hombres en escabeche" (2000).

Ésta última ha recibido críticas muy favorables, un ejemplo es lo que escribió Alberto Cañas para La República: "Fresca a ratos, aguda y penetrante todo el tiempo Hombres en escabeche funciona admirablemente como espectáculo humorístico y como despiadada crítica social". Esto debido al cuestionamiento, del que hace referencia en el texto, de esta sociedad machista.

Sus libros han sido traducidos al inglés, alemán, italiano y holandés; sus obras se han montado, además de Costa Rica, en España, México y Estados Unidos.

"Lo que escribo es como muy autobiográfico en el sentido que siempre plasmo mi itinerario existencial, tengo una tendencia muy fuerte a hablar sobre mí, pero lo hago, a pesar de lo narcisista que pueda parecer, porque pienso que otra gente se pueda identificar".

-¿Qué piensan sus hijas de esta profesión?-  "No han leído mucho de lo que escribo, me conocen más como actriz. Creo que están, sobre todo las dos mayores, en una etapa de definición de su yo, es una edad en que las muchachas necesitan diferenciarse de su madre y tal vez por esa razón no han querido parecerse a mí; aunque todas desean seguir carreras de arte: la mayor estudia cine en París, la segunda quiere ser actriz y la pequeñita también". En esto interrumpe y aclara Ardelia: "Actriz de Hollywood, ser más famosa que Johnny Deep, esa es mi meta"-"bueno en eso no se parece a la mamá", ríe mofándose de lo comercial que es el cine estadounidense.

-¿Qué piensa de las artes dramáticas en Costa Rica?-  “En el país hay diversas escuelas, muchas salas, público que acude, pero hay mal escogimiento de obras. Se busca lucrar con la taquilla, no hay exigencia profesional ni actoral, cualquiera pisa un escenario y se considera actor. Hay poco rigor, entonces es como un desperdicio porque habiendo tantas salas, que contrastan por su cantidad proporcionalmente a la población con el resto de los países en el área, no se le da al público un buen producto con un mínimo de altura artística. Aún así hay grupos independientes sin sala con trayectoria, con objetivos y profesionales aislados que también hacen una labor de calidad alternativa, que dura poco en las carteleras, pero se puede encontrar”.

-¿De qué temas se está perdiendo el teatro en Costa Rica?-  "¡De todos!, porque lo que se está haciendo son estereotipos, obras sobre sexo, no es que sea un tema que no se puede abordar, el problema es la postura que se le da; se aborda el tema nada más para reforzar los estúpidos mitos, que ya de por sí existen, el estereotipo patriarcal, homofóbico, convencional del que deberíamos librarnos".

-¿Cuesta acercar al público al teatro?-  "Sí, sí cuesta porque se le ha acostumbrado a una obra ligera y de poca monta".


De las tablas a la pantalla

"Representar a Lorena Hernández fue un fogueo ante cámaras. Me permitió, de alguna forma, recibir una escuela práctica sobre cómo actuar, la actuación es más detallista, más pequeña y tuve contacto con un público más amplio por el medio; fue un proyecto agradable porque tratando de sobrevivir comercialmente se intentó hacer una producción nacional que no irrespetara ciertas normas, por ejemplo la de no hacer que un personaje hable sobre marcas comerciales, sobre productos; eso es irracional, se da patadas con la inverosimilitud y con la inteligencia de los espectadores; entonces fue un intento decento, honesto por tratar hechos que afectan la vida del costarricense medio, los hogares básicamente la familia".

"No siguió al aire porque hubo luchas internas dentro de Canal 7 y como que entramos de la mano del sector que iba perdiendo, a pesar de que el programa tenía buen rating, había mucho público, sobre todo amas de casa y adolescentes. El canal propició unas condiciones muy negativas que impidieron que sobreviviera económicamente la producción; en otras palabras no pasaban anuncios, no nos permitieron acceder a los patrocinadores".

-¿La experiencia en la pantalla grande, con Caribe, cómo fue?-  "Otra enseñanza, en este país el cine es una actividad que ahora tiene un poco más de kilometraje pero se está iniciando. Me permitió estudiar la escritura del guión "a la brava", sobre la marcha; el cine da una libertad absoluta que el teatro no, si escribo una obra de teatro, tengo la limitación del espacio, del tiempo; en el cine no, es una libertad que da vértigo, pero después me gustó, y creo que fue, en ese sentido, una experiencia gratificante; fue ingrata en el sentido de que yo no pude, por desconocimiento y por condiciones que me planteó el director (Esteban Ramírez), defender escenas, personajes, parlamentos del propio guión que creé con él y eso me dolió mucho. La película distaba mucho de lo que yo había concebido en un principio".
 
Del lado del No

Ana Istarú se involucró en el referéndum pasado al dar su apoyo a la campaña del No al Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos; a más de un año de su participación cuenta lo que faltó: "Hizo falta medios económicos, quienes apoyaban el "sí" y son las personas que detentan el poder económico del país y los propietarios de los medios de comunicación masica; es decir los que se varán beneficiados. Faltó que la gente tuviera acceso a una información más objetiva y real, que tuvieran comprensión y tomaran conciencia de los alcances reales del tratado; sin embargo, esta información se difuminó, se obvió, se le hizo creer al costarricense que el único camino posible era el TLC. Yo participé con lo que pude, contenta hubiera estado si gana el "No".

Curiosidades

  • Si no hubiese sido poeta, dramaturga o actriz, hubiese estudiado psicología y eventualmente el derecho; jamás medicina, porque se considera "inapta para ver sangre".
  • No ve televisión "ni por accidente". No practica ningún deporte, sólo ejercicio físico personal.  El fútbol no le gusta para nada y se declara "absolutamente ignorante".
  • La música que escucha es variada, desde la clásica hasta el grupo nacional Malpaís, y solistas como Shakira y Juan Luis Guerra.
  • Su poeta amado es Miguel Hernández.
  • Su mayor cualidad es el idealismo y el peor defecto es que tiende a ser inflexible, exige excesivamente, cosa que muchas veces no lo aplica a ella.
  • Se considera demente porque "todo lo tomo con pasión, mi carrera, mis amores, mi familia, mi país".



¡Ana para rato!

Actualmente, Ana Istarú continúa sujetándose de la mano de las musas de la inspiración. "Tengo una obra corta que no se ha estrenado y estoy tratando de escribir otra para formar un espectáculo de una duración normal; sigo con mis columnas y quiero retomar la poesía. Así que hay Ana para rato, sí definitivamente yo sigo".

Con esta advertencia asegura que pronto la veremos desempeñando papeles protagónicos en sus obras,caracterizadas de ese humor tan sarcástico que sólo Istarú puede brindar.

jueves, 14 de marzo de 2013

El arte de lo banal

Les comparto un trabajo que hice, en el ya lejano diciembre del 2009, cuando cursaba Periodismo Interpretativo, en la universidad. Tema: puestas en escena en Costa Rica


Como si se tratara de la última escena del famoso libreto de William Shakespeare, Romeo y Julieta, en donde los protagonistas perecen envenenados, de esta misma manera están agonizando los temas en el teatro costarricense.
Esto debido a que ya no toman en cuenta obras clásicas, o sobre diversas temáticas, sino que ofrecen a los espectadores, en su mayoría, obras que aluden al sexo, prueba de esto basta con echar un vistazo a las puestas en escena que muestran los periódicos.
A no ser por el Teatro al Medio Día, propuesta del Teatro Nacional, el arte escénica en Costa Rica es un mar de banalidades para el sector popular, quienes no podrían disfrutar de una obra a un precio económicamente adquirible para este sector.
Es decir, se le está privando a las personas la oportunidad de conocer el teatro, por ejemplo una persona de pocos recursos qué cree usted que preferirá observar: ¿El Cascanueces?, que su precio menor es de 5 mil colones, o el de ¿Teta que mano no cubre, no es teta es ubre?, que el costo del tiquete general es de 2 mil colones; la respuesta parece clara.
¿Pero será que esta tendencia se daba desde antes? La respuesta es no. El teatro costarricense en sus inicios abarcaba diversos temas, antes del siglo XX, el desarrollo del teatro fue incipiente, y el escaso desarrollo se basó en la tradición religiosa, los temas históricos y los motivos costumbristas.
Sin embargo, es este último estilo, que se apodera de las tablas para el siglo XX. Parte del teatro durante esta época, se centra hacia el drama de intención social, una de las figuras que destaca, durante este tiempo, es el escritor Carlos Gagini, con su obra El Candidato.
Pero no sólo se enfrascó en estos temas, sino que además, se enfocó en los relacionados con el amor y las cuestiones del matrimonio. Un ejemplo fue la puesta en escena de Cuento de Amor, de Ernesto Martén.
El llamado teatro conservador se dio en el periodo de 1920 a 1949. Con esta manera de hacer teatro, se interpretaban en las tablas, un rol sumiso en la mujer, y un papel protagónico del hombre.
Es decir, mientras en nuestro país se interpretaba la sociedad patriarcal, en otros lugares del mundo, el teatro iniciaba en sus presentaciones, el movimiento  surrealista.
Pero este estancamiento en el modelo conservador, se termina con el resurgimiento del teatro, en los años 50. En este resurgimiento sobresalen los dramaturgos Alberto Cañas, Daniel Gallegos y Samuel Rovinski, quienes en sus obras tocaban temas políticos, de crítica social y de temática existencialista.
Parte de la producción teatral del país se inquietó, hasta en 1980 por los temas de identidad cultural, lo que se manifestó en la escogencia de una temática de corte histórico y el tema de las clases sociales.

Situación actual
A pesar de esta destacable reseña histórica sobre los diversos temas en los que ahondaban las artes escénicas del país, basta con leer en el periódico lo que ocurre ahora.
Los tópicos que proliferan son sobre asuntos relacionados con el sexo, homosexualismo, infidelidades.
El periódico no miente, nos muestra entre las presentaciones de la temporada el caso de “Cambiemos esposas” o “Monólogos de la vagina”, “Chingos o nada”, advirtiendo claro “últimas presentaciones”.
Ana Istarú, actriz y dramaturga costarricense piensa que en nuestro país, se están perdiendo de todos los temas, según ella únicamente las producciones teatrales se preocupan por los números, en cuanto a ganancias genere una obra.
La obra Chingos o Nada es uno de los muchos ejemplos de la temática sexual que se da en los teatros ticos.

 “En el país hay diversas escuelas, muchas salas, público que acude, pero hay mal escogimiento de obras. Se busca lucrar con la taquilla, no hay exigencia profesional ni actoral, cualquiera pisa un escenario y se considera actor. Hay poco rigor, entonces es como un desperdicio porque habiendo tantas salas, que contrastan por su cantidad proporcionalmente a la población con el resto de los países en el área, no se le da al público un buen producto con un mínimo de altura artística”, aseguró Istarú.
Sin embargo, la actriz testifica que de vez en cuando se pueden encontrar otro tipo de obras, pero que no se les da el tiempo necesario para que el público las observe.
“Hay grupos independientes sin sala con trayectoria, con objetivos y profesionales aislados que también hacen una labor de calidad alternativa, que dura poco en las carteleras, pero se puede encontrar”, comentó la actriz.
Para Istarú, el contenido sexual es el principal que abunda en el teatro en Costa Rica. Además, la poeta afirma que el país se está perdiendo de todos los otros temas.
“Lo que se están haciendo son estereotipos, obras sobre sexo, no es que sea un tema que no se puede abordar, el problema es la postura que se le da; se aborda el tema nada más para reforzar los estúpidos mitos, que ya de por sí existen, el estereotipo patriarcal, homofóbico, convencional del que deberíamos librarnos”, argumentó.
Para la dramaturga, la idea de aproximar al público al teatro, es muy costoso. “Sí, sí cuesta porque se le ha acostumbrado a una obra ligera y de poca monta”, comentó Istarú.

A cercando a la masa
La directora del Teatro Nacional, Jody Steiger, logró lo que Istarú dice que cuesta: acercar una gran masa a un espectáculo de calidad y con un precio accesible.
Una comparación vertiginosa: Sabía usted que en San José existen 20 salas de teatro por cada 50 mil habitantes; mientras que en el Distrito Federal de México existe una sala por cada 300 mil habitantes.
Fuente: datos proporcionados por Manuel Delgado, periodista y filósofo.

Lo que parecía un imposible lo cumplió, en conjunto con el Ministerio de Cultura, en febrero del año en curso, al inaugurar el Teatro al Mediodía.
El proyecto fue la oportunidad de a cercar a los costarricenses a una obra diferente: de verdadero arte y calidad, para que los ticos observaran la otra cara que posiblemente no conocieran de esta industria.
 Es decir, se consiguió que el teatro fuera accesible para todos, un día a la semana, ya que por lo general, una entrada a una función nocturna en el Nacional, no baja de 6 mil colones, en el asiento económico.
Por ahora se ha bajado el telón a la masa, y es en estas vacaciones que tendrán que buscar el arte en otros lugares, para no caer en las redes de la taquilla y acudir a las obras que incitan al morbo.
La idea de que en un futuro, el teatro brinde al público en sus obras otros temas, o que al menos tomen el tema sexual desde otras perspectivas menos superficiales, parece lejano.
Esta utopía se debe por encontrarnos en una sociedad capitalista, en donde la ley de la oferta y la demanda pesa cuando llega el momento de decidir qué obras realizar, ya que la balanza recaerá en las obras baratas, con títulos más sensacionalistas que llamen la atención del público.
Es decir, parece que acá en Tiquicia, Romeo y Julieta se envenenaron para siempre de las tablas costarricenses, debido al afán de lucro.

El Karma



"El karma instantáneo te atrapará. Irá a golpearte en la cara. Más te vale que te concentres. Únete a la raza humana" John Lennon

Bueno, en mi primera entrada explicaré el porqué decidí llamar de esta manera al blog, porque soy de las que cree en esta mística fuerza que se resume en esta frase: todo se devuelve.

De hecho fui víctima de él. Lo admito aclamé a la "Policía del Karma", esa a la que le canta Radiohead, y a las semanas me contestó. No entraré en detalles porque estaría alardeando, pero sí les contaré la satisfacción que sentí.... sí, es malo que uno se alegre por el mal ajeno, pero siendo completamente sincera así fue, creo que a la persona que lo alcanzó se lo merecía.

En resumen, para tener un karma pura vida, solo procure no ser de esas personas que serrucha el piso, que pasan "majando" a los demás, que se aprovechan de sus condiciones para sacar ventaja sobre otros, etc.... simplemente viva su vida, y como dice el refrán "has el bien sin mirar a quién".

El Dalai Lama brindó algunos de los consejos para obtener un karma pura vida:
- Cuando pierda, no desaproveche la lección que puede aprender.
- Recuerde que no obtener lo que se quiere es un maravilloso golpe de suerte.
- No deje nunca que una discusión hiera una buena relación.
- Si se da cuenta de que ha cometido un error, tome medidas para corregirlo.
- Recuerde que el silencio es a veces la mejor respuesta.
-Sea amable con la tierra.
Y si está pasando por una mala situación, ¡no se estrese!.... "la venganza es un plato que se sirve frío", y de eso se encarga el karma.


¡Saludos!